Fue un placer poder compartir nuestra danza oriental con mucha alegría y amor en el Dorado, un lugar muy especial situado en el Palmar, Cádiz. Disfrutamos de un atardecer mágico, acogidas por un público maravilloso que nos entregaba aplausos y muchos comentarios positivos.
Gracias de todo corazón...
Nuestro deseo es contagiar felicidad y alegría en cada actuación...
Nuestra mayor recompensa es ver sonrisas...Gracias.
La danza del vientre sigue siendo nuestro arte sagrado para expresar la esencia femenina que llevamos dentro
Diosa Eya